lunes, 8 de agosto de 2011

Independencia de Bolivia: 6 de Agosto de 1825


El territorio de Bolivia se formó en base a pueblos aimaras que constituían el Kollasuyo, y que vivieron a orillas del Lago Titicaca, extendiendo su influencia hasta las costas del Océano Pacífico. Los pueblos que integraban el Gran Kollasuyo estaban los Ayaviri, el Colla, del que ha tomado nombre toda la región, los Omasuyos, los Lupacas, Larecajas, Pacajes, Charcas y Chichas.

Luego, con la llegada de los Incas, todos estos pueblos fueron sometidos bajos sus leyes. Durante la conquista esta vasto territorio llegó a depender del virreinato del Perú. Posteriormente, creado el virreinato del Río de La Plata, en 1776, el Alto Perú o Bolivia pasó a ser parte de este último, comprendiendo las intendencias de Potosí, Cochabamba, Chuquisaca y La Paz, y las provincias de Moxos y Chuiquitos, que formaban parte de la intendencia de Cochabamba. Todos estos territorios, al separarse del Río de La Plata y del Bajo Perú, se constituyeron en la República de Bolivia.

Durante la conquista Francisco Pizarro envió a su hermano Gonzalo a la conquista de los Charcas o Collao en 1538. Alonso de Mendoza llegó a La Paz en 1548, en representación de don Pedro de la Gasca. A Santa Cruz en 1560, llegó Ñuflo Chávez. Tristán de Tejada y Juan Salinas, llegaron a Trinidad en 1566. A Cochabamba llega el español Sebastián Barba de Padilla el 1º de enero de 1574. Manuel Castro y Padilla llega a Oruro en 1606. Potosí es fundada por Juan de Villarroel y Diego Centeno en 1546. Un año después, el emperador Carlos V de España le concedió el título de "Villa Imperial".

En 1561 se instaló en la ciudad de La Plata (actual Sucre) la Real Audiencia de Charcas, suprema autoridad judicial del Alto Perú. Atendiendo la necesidad de crear un nuevo centro administrativo regional desde donde se pudiera controlar con el debido cuidado y atención la zona de mayor producción de plata.

Es así, como el colonialismo español toma asiento en esta parte de América, atraído por los grandes yacimientos de oro y plata que lo convirtieron posteriormente en un país netamente minero. A las ciudades fundadas se las dotó de cabildos, funcionarios de justicia, como el alguacil mayor, alcaldes de primero y segundo voto y autoridades militares.

Como es natural, una autoridad impuesta por la fuerza donde el abuso y la prepotencia, la imposición de una cultura y religión ajena al de los indígenas, más los servicios obligatorios de la mita y de la encomienda, despertaron con el tiempo un sentimiento de profundo resentimiento y rencor hacia el poder español.

A raíz de todas estas medidas represivas que impusieron los españoles, surgieron desde 1780 una serie de rebeliones que inquietaron el virreinato del Perú y la Audiencia de Charcas.

Un año después, el 15 de enero de 1781, la sublevación de Chayanta se tornó más violenta, donde los hermanos Tomás, Damaso y Nicolás tomaron el mando militar ocupando el asiento minero de Aullagas. Una de las rebeliones más dramáticas fue la gestó Túpac Catari, al cercar a la ciudad de La Paz, durante 109 días. Reprimido violentamente el movimiento indígena, sus principales gestores fueron ejecutados el 13 de noviembre de 1781.

Llegamos al año 1809, cuando en La Paz un grupo de revolucionarios al mando de don Pedro Domingo Murillo lanzan al mundo, la primera proclama declarando abiertamente la independencia del Alto Perú del dominio español.

BATALLA DE JUNÍN
Mientras las tropas grancolombianas desembarcaban en el puerto del Callao bajo el mando del general Antonio José de Sucre, el general Andrés de Santa Cruz, que hasta poco tiempo antes había luchado en las filas realistas, llegó a compartir las ideas libertarias de José de San Martín y fue enviado a engrosar las tropas de Sucre, iniciando su marcha hacia el Alto Perú. En agosto de 1823 ingresó en la ciudad de La Paz, y forzado a librar combate, Santa Cruz sale victorioso en la batalla de Zepita contra una división del general Valdez, el 25 de agosto de 1823.

Entre los años 1822 y 1823, la situación en el Perú se había tornado caótica: los ejércitos habían sido derrotados por los realistas y los políticos estaban sumidos en la anarquía. Con estas condiciones muy lamentables se encontró Simón Bolívar (llamado el Libertador) al Perú, cuando el 1 de septiembre de 1823 se presentó en Lima. El Congreso le otorgó la jefatura militar.

El panorama no podía ser más sombrío para los patriotas. La independencia del Perú no estaba  consolidada, ya que el 29 de febrero de 1824 los realistas lograron ocupar nuevamente Lima. Pero esta vez, las conmociones políticas que vivía en España influyeron decididamente para el fraccionamiento de las tropas españolas en América.

El general Pedro Antonio Olañeta, absolutista recalcitrante, se rebeló contra el virrey La Serna, que era de tendencia liberal y constitucionalista, porque le atribuía a éste el deseo de separarse de la monarquía para liberar a Perú del absolutismo que quería imponer Olañeta.

Bolívar encontró a los realistas divididos y organizó prontamente un ejército formado por colombianos, argentinos y peruanos y el 6 de agosto de 1824, derrotó al ejército español del general José de Canterac con el coronel Manuel Isidoro Suárez en los campos de Junín. Esta victoria constituye sobre todo, el paso previo para el triunfo final en la batalla de Ayacucho. Los jefes españoles, Canterac, Valdés y De La Serna, reunidos en el Cuzco decidieron reorganizar sus fuerzas y salir al encuentro de los vencedores de Junín.


BATALLA DE AYACUCHO Y ENTRADA DE SUCRE EN EL ALTO PERU
Sucre, por encargo de Bolívar, decidió continuar la campaña militar en el Perú, y el 9 de diciembre de 1824, los independentistas lograron una espectacular victoria en la llanura de Ayacucho. Con la capitulación del virrey De La Serna se reconocía la Independencia del Perú y de América.
 
En Cochabamba se sublevó el 16 de enero el escuadrón de caballería Dragones Americanos, con el coronel José Martínez, apresaron a oficiales y al gobernador y luego se apoderaron del Primer Batallón del Regimiento Fernando VII. Se plegó luego el escuadrón de Santa Victoria, quedando la totalidad de la guarnición de la ciudad (de 800 hombres) en manos independentistas. Se designó a Mariano Guzmán como gobernador, y ante su renuncia, al coronel Saturnino Sánchez. La población juró la independencia.

El teniente coronel Pedro Arraya con los escuadrones Santa Victoria y Dragones Americanos se dirigió a Chayanta, en donde también se juró la independencia.

En Vallegrande, se sublevó el Segundo Batallón del Fernando VII (con 200 hombres), deponiendo al brigadier Francisco Javier Aguilera el 26 de enero. El coronel José Manuel Mercado ocupó Santa Cruz de la Sierra el 14 de febrero. Mojos y Chiquitos adhirieron. A consecuencia de estas acciones, Olañeta abandonó La Paz el 22 de enero en dirección a Potosí.

El 29 de enero de 1825, el general José Miguel Lanza proveniente de las zonas rurales cercanas (Republiqueta de Ayopaya), tomó la ciudad de La Paz y declaró la independencia de las Provincias del Alto Perú, siendo nombrado su primer presidente. El 6 de febrero el mariscal Sucre a la cabeza del Ejército Libertador cruzó el río Desaguadero (límite con el Perú) e ingresó en La Paz al día siguiente.

En Chuquisaca el batallón Dragones de la Frontera, del coronel Francisco López, se pronunció por los independentistas el 22 de febrero y se juró la independencia.

El general Olañeta permaneció en Potosí, en donde recibió al batallón Unión, procedente de Puno al mando del coronel José María Valdez, convocó a un Consejo de Guerra que acordó continuar la resistencia. Olañeta distribuyó sus tropas entre la fortaleza de Cotagaita con el batallón Cazadores, el Chichas al mando de Medinacelli al Tumusla, Valdez con los restos del Regimiento de Infantería de la Unión fue enviado a Chuquisaca y él marchó a Vitichi, con 60.000 pesos de oro de la Casa de la Moneda de Potosí. Abandonó esa ciudad Olañeta el 28 de marzo, justo antes de que entrara la vanguardia independentista al mando de Arralla.

Pese a las órdenes terminantes de no avanzar que el gobernador de Salta, José Antonio Álvarez de Arenales, envió el 17 de marzo al jefe de su vanguardia, coronel José María Pérez de Urdininea, éste con 200 dragones sorprendió a la guarnición de Tupiza el 23 de marzo.

El coronel Carlos de Medinacelli 300 soldados se sublevó en contra de Olañeta el 1 de abril, al día siguiente ambos se enfrentaron en la batalla del Tumusla que culminó con la muerte de Olañeta. Diversas fuentes niegan la existencia de tal batalla, argumentando que Olañeta murió del único disparo que se hizo.

El 7 de abril, el general José María Valdez se rindió en Chequelte ante Urdininea quien avanzaba desde Jujuy, pidiendo ser comprendido en la Capitulación de Ayacucho, poniendo fin a la guerra en el Alto Perú.

El 7 de abril recibió Sucre un pliego enviado por Álvarez de Arenales desde Mojo (cerca de Tupiza), haciéndole saber la comisión que le había hecho el gobierno de Buenos Aires el 8 de febrero para que trate con los jefes realistas de las provincias del Alto Perú el fin de la guerra:

CONGRESO DE CHUQUISACA
El 9 de febrero de 1825, el mariscal Antonio José de Sucre y Casimiro Olañeta, abogado de Chuquisaca y sobrino del mencionado general, convocaron a todas las provincias altoperuanas para reunirse en un congreso que debía decidir el destino de la nación.

Pero, el destino de la nueva república estaba sujeto a tres posibilidades que se abrían en el seno de la asamblea, proseguir la unidad con Buenos Aires, incorporándose al conjunto de las Provincias Unidas, mantener la adhesión al Perú reconociendo las medidas de incorporación dictadas por el virrey Abascal como resultado de la revolución del 16 de julio de 1809 en La Paz, o sostener con decisión la independencia absoluta del Alto Perú, no sólo con relación a España, sino también con referencia al Provincias Unidas del Río de la Plata y al Perú. Tanto como el gobierno de Buenos Aires y el Perú admitían esta tercera alternativa, en cambio, Bolívar, si bien no desautorizó públicamente a Sucre le reprochó en carta privada esta iniciativa, pues entendía que alentar en ese momento un acto de soberanía de esa naturaleza, conspiraba contra los intereses de la Gran Colombia, ya que el territorio de la Real Audiencia de Quito podría pretender el mismo trato que la de Charcas.

l Congreso General Constituyente de Buenos Aires, por decreto de 9 de mayo de 1825, declaró que «aunque las cuatro provincias del Alto Perú, han pertenecido siempre a este Estado, es la voluntad del congreso general constituyente, que ellas queden en plena libertad para disponer de su suerte, según crean convenir a sus intereses y a su felicidad», despejando el camino a la independencia altoperuana.

Sucre, un tanto molesto por el reproche que le hacía Bolívar, después de demostrar sus razones, anunció que obedecería lo mandado, pero que también abandonaría el país, porque lo que se le ordenaba no compartía con su criterio, más al contrario, chocaba con su conciencia y comprometía la fe de su palabra.

EN LOS ALBORES DE LA INDEPENDENCIA
Los sucesos de 1809 sirvieron como elemento detonante para que Buenos Aires se declarara independiente del gobierno español en 1810 , y a la vez, diferentes ciudades del Alto Perú promovieron una serie de pronunciamientos. Argentina temía la incursión de los realistas a su territorio poniendo en peligro su independencia y, con el propósito de asegurarla envió hacia el Alto Perú sus Ejército Auxiliares. El primero de ellos llegó al mando de Juan José Castelli, derrotando a los realistas en la batalla de Suipacha, el 7 de noviembre de 1810.

Mientras tanto, desde el Perú, el general español José Manuel Goyeneche con un gran ejército logró derrotar a las tropas argentinas en la batalla de Guaqui, el 20 de junio de 1811.

El Segundo Ejército Auxiliar al mando del general Manuel Belgrano, ingresó a territorio de Charcas, el 7 de mayo de 1813, después de derrotar al general español Pío de Tristán, quien había perseguido a Castelli hasta territorio argentino. Belgrano tampoco tuvo éxito en esta campaña porque fue derrotado en Vilcapujio el 1º de noviembre de 1813, y por segunda vez en Ayohuma el 14 de noviembre del mismo año.

El Tercer Ejército Auxiliar al mando del general José Rondeau, ingresó al Alto Perú después de vencer a los realistas en la Quiaca, el 17 de abril de 1815. En su avance hacia Cochabamba fue derrotado en Sipe Sipe, el 29 de noviembre de 1815 por Joaquín de la Pezuela, quien había reemplazado a Tristán por su mala campaña militar emprendida en contra lo ejércitos argentinos.

Pero al margen de las incursiones del ejército argentino a territorio alto peruano, las guerrillas desempeñaron un papel sumamente importante en la consecusión de la independencia de nuestro territorio. El cura Ildefonso de las Muñecas cubrió el norte del Lago Titicaca, Sorata y Yavi; en el sudeste, entre Camargo y Cotagaita estaba Vicente Camargo, entre los río Grande y Pilcomayo, y en la Laguna Combatían los esposos Padilla; en el este entre Valle Grande y Santa Cruz de la Sierra, ponía en jaque a las autoridades españolas, el valiente guerrillero Ignacio Warnes, y por último en el sur o sea en Tarija estaban Eustaquio Méndez, Manuel Rojas y Francisco Uriondo.

Fracasada la intervención militar de los tres Ejército Auxiliares, Pezuela el comandante español que logró derrotar a Rondeau, ante la súbita aparición de grupos guerrilleros en casi todo el territorio del Alto Perú, organizó una cruenta arremetida entre los años 1815 y 1816, logrando paralizar prácticamente toda actividad subversiva y dando muerte a sus principales líderes como Padilla, quien cayó heroicamente en El Villar bajo la espada del comandante realista Aguilera, el 14 de septiembre de 1816. Vicente Camargo e Ignacio Warnes, también fueron derrotados sangrientamente por los españoles.

Paralizadas las actividades de los guerrilleros, desde la Argentina, José de San Martín organizar un poderoso ejército y cruza la cordillera de los Andes, logrando la independencia de Chile el 12 de febrero de 1818. De allí victorioso en 1820 emprende una vasta campaña militar con el propósito de liberar al Perú. El ejército de San Martín luego de numerosos batallas hizó su entrada triunfal en la capital del virreinato el 12 de julio de 1821.

Convocando inmediatamente a un Cabildo Abierto en la que se acordó la independencia absoluta del Perú, la que fue proclamada solemnemente el 28 de julio de 1821 y San Martín fue designado a la vez, Jefe del Gobierno y del ejército con el título de "Protector del Perú".

Mientras las tropas colombianas desembarcaban en el puerto peruano del Callao bajo el mando del general Antonio José de Sucre, el general Andrés de Santa Cruz que hasta hace poco había luchado en filas realistas, llegó a compartir las ideas libertarias de San Martín y fue enviado a engrosar las tropas de Sucre, iniciando su marcha hacia el Alto Perú, y en agosto de 1823 ingresó en la ciudad de La Paz. Forzado a librar combate, Santa Cruz sale victorioso en la batalla de Zepita contra una división del general Valdés, el 25 de agosto de 1823.

Entre los años 1822 y 1823, la situación en el Perú se había tornado caótica, los ejércitos derrotados por los realistas y los políticos sumidos en la anarquía. En estas condiciones muy lamentables encontró el Libertador Bolívar al Perú, cuando al fin el 1º de septiembre de 1823 se presento en Lima. El Congreso le otorgó la jefatura militar.

El panorama no podía ser más sombrío para los patriotas, la independencia del Perú no estaba consolidada, ya que el 29 de febrero de 1824 los realistas lograron ocupar nuevamente Lima. Pero esta vez, las conmociones políticas que vivía España influyeron decididamente para el fraccionamiento de las tropas españolas en América.

El general Pedro Antonio Olañeta absolutista recalcitrante, se rebeló contra el virrey La Serna, que era de tendencia liberal y constitucionalista, porque se atribuía a éste el deseo de separarse de la monarquía para liberar al Perú del absolutismo que quería imponer Olañeta.

Bolívar, encontró a los españoles divididos y organizó prontamente un ejército formado por colombianos y peruanos y el 6 de Agosto de 1824, derrotó al ejército español del general Canterác en los campos de Junín. Esta victoria constituye sobre todo, el paso previo para el 
triunfo final de Ayacucho. Los jefes españoles, Canterác, Valdés y La Serna, reunidos en el Cuzco deciden reorganizar sus fuerzas y salir al encuentro de los vencedores de Junín. Sucre, por encargo del Libertador Bolívar, decide continuar la campaña militar en el Perú, y el 9 de diciembre de 1824, los patriotas logran una espectacular victoria en la llanura de Ayacucho, con la capitulación del virrey La Serna se reconocía "La Independencia del Perú y América".

INDEPENDENCIA DE BOLIVIA
Luego el triunfo de Ayacucho, y siguiendo precisas instrucciones de Bolívar, el general Sucre entra en territorio boliviano el 25 de febrero de 1825. Su papel se limita a dar visos de legalidad a un proceso que los mismo bolivianos ya habían puesto en marcha.

Cochabamba, Santa Cruz de la Sierra, Valle Grande, Tarija y Cinti, ya se hallaban en poder de los revolucionarios.

El 9 de febrero de 1825, el Mariscal Sucre convoca a todas las provincias alto peruanas para reunirse en un congreso que debía decidir el destino de la Nación. Pero, el destino de Bolivia está sujeto a tres posibilidades que se abrían en el seno de la asamblea, proseguir la unidad con el Río de la Plata, incorporándose al conjunto de las Provincias Unidas, mantener la adhesión al Perú reconociendo las medidas de incorporación dictadas por el virrey Abascal como resultado de la revolución del 16 de julio de 1809 en La Paz; o sostener con decisión la independencia absoluta del Alto Perú, no sólo con relación a España, sino también con referencia al Río de La Plata y al Perú. Tanto como la Argentina y el Perú admitían esta tercera alternativa; en cambio, Bolívar, si bien no desautorizó públicamente a Sucre le reprochó en carta privada esta iniciativa, pues entendía que alentar en ese momento un acto de soberanía de esa naturaleza, conspiraba contra los intereses de los demás países sudamericanos.

Sucre, un tanto molesto por el reproche que le hacía Bolívar, después de demostrar con muy buenas razones la justeza de sus actos, anunció que obedecería lo mandado, no obstante los daños que ello había de causar, pero que también abandonaría el país, porque lo que se le ordenaba no compartía con su criterio, mas al contrario chocaba con su conciencia y compremetía la fe de su palabra.

Convocada nuevamente la Asamblea Deliberante en Chuquisaca, 10 de julio de 1825, y concluida el 32, se determinó por unanimidad la completa independencia del Alto Perú, bajo la forma republicana, por soberana voluntad de sus hijos. Finalmente, el presidente de la Asamblea José Mariano Serrano, junto a una comisión, redactó el "Acta de la Independencia", que lleva fecha del 6 de agosto de 1825, en homenaje a la Batalla de Junín ganada por Bolívar

El acta en su parte expositiva dice en tono vibrante: "El mundo sabe, que el Alto Perú ha sido en el continente de América, el ara donde se vertió la primera sangre de los libres y la tierra donde existe la tumba del último de los tiranos". "Los departamentos del Alto Perú, añade en su parte resolutiva, protestan a la faz de la tierra entera, que su resolución irrevocable es gobernarse por sí mismos".

Mediante un decreto se determinó que el nuevo Estado llevara el nombre de Bolívar, en homenaje al Libertador, quien a la vez es designado Padre de la República y Jefe Supremo del Estado. Bolívar agradeció estos honores, pero declinó la aceptación de la Presidencia de la República, para cuyo cargo insinúo el nombre del general Sucre.

Bolívar hasta este momento no aceptaba de buen grado la independencia de nuestro país, pero, lo que le conmovió profundamente fue la actitud de las masas populares.

El 18 de agosto, a su llegada a La Paz hubo una verdadera manifestación de regocijo popular, jamás país alguno rindió mayor homenaje a un hombre. La misma escena repitió cuando el Libertador llegó a Oruro, después a Potosí y finalmente a Chuquisaca.

Esta expresión tan ferviente de la población, conmovió a Bolívar, quien de buen grado aceptó la Presidencia de la República y llamó su "Hija Predilecta" a la nueva Nación.

Bolivia nacía a la vida independiente con los territorios que correspondían a la Real Audiencia de Charcas de la época Colonial. Comprendía cuatro provincias convertidas en departamentos: La Paz; Chuquisaca con Capital Sucre; Santa Cruz con capital, Cochabamba y Potosí. Posteriormente, se creó el departamento de Oruro.

Para la administración del nuevo gobierno se adoptó el sistema francés: el territorio dividido en departamentos; el departamento dividido en provincias; la provincia dividida en cantones y el cantón dividido en vicecantones. La autoridad que administraba un departamento se llamaba Prefecto, de la provincia subprefecto y del cantón y vicecantón, corregidor.

BOLÍVAR Y BOLIVIA
El 18 de mayo de 1826 Bolívar firmó en Lima un decreto de reconocimiento de la independencia de Bolivia por parte del Perú.

Mediante un decreto se determinó que el nuevo estado llevaría el nombre de Bolívar, en homenaje al Libertador, quien a la vez fue designado «Padre de la República y Jefe Supremo del Estado». Bolívar agradeció estos honores, pero declinó la aceptación de la presidencia de la República, para cuyo cargo designó al general Antonio José de Sucre. Pasado un tiempo se volvió a debatir el nombre de la joven nación, y un diputado potosino llamado Manuel Martin Cruz, dijo que al igual que «de Rómulo viene Roma», «de Bolívar vendrá Bolivia».

Bolívar al enterarse de esta noticia se sintió halagado por la joven nación.

Bolívar hasta ese momento no aceptaba de buen grado la independencia de Bolivia, debido a que le preocupaba su futuro, debido a que Bolivia se encuentra en el centro de Suramérica, y esto según Bolívar supondría que sería una nación acosada y que afrontaría futuras guerras, cuestiones que se cumplieron.

Bolívar deseaba que Bolivia formara parte de otra nación, preferentemente Perú, pero lo que le convenció profundamente fue la actitud de las masas populares. El 18 de agosto, a su llegada a La Paz hubo una manifestación de regocijo popular. La misma escena se repitió cuando el Libertador llegó a Oruro, después a Potosí y finalmente a Chuquisaca. Esta expresión tan ferviente de la población, conmovió a Bolívar, quien llamó su «hija predilecta» a la nueva Nación.

CONTROVERSIAS Y  CONTRADICCIONES HISTORICAS
En 2008, varios historiadores actuales revelaron ciertas controversias con respecto a la declaración de la independencia boliviana. Dicen que al llegar Bolívar y Sucre, las tropas españolas ya habían sido derrotadas. El coronel Carlos de Medinacelli —hasta la fecha un héroe olvidado por la historia— fue el verdadero Libertador de Bolivia. La Batalla de Tumusla el 1 de abril de 1825, fue fundamental para que Bolivia naciera a la vida republicana como una entidad distinta a la de Argentina o Perú. Esa debería ser la fecha patria principal, y no el 6 de agosto.

BIBLIOGRAFIA:
  • Suplemento Nuevos Horizontes de El Diario
  • Revisión notiradiobolivia
  • D. Mesa Gisbert, Historia de Bolivia

No hay comentarios:

Publicar un comentario